Alguien escribía por ahí sobre recordar a personas con las que compartimos hermosos e inspiradores momentos de su vida y que en cierta menar marcaron su existencia; luego desafía al destino a que le regrese la dicha de revivir esos momentos, y el destino dice...
Yo soy de las pocas personas que no creen en el ayer (total ya pasó y lo único que puedo hacer es aprender de lo que no salió mal y recordar lo bueno que sucedió), no me gusta repertir historias y levantar sobre escombros, me gusta hacer las cosas bien desde el principio (siempre y cuando me sienta seguro y motivado a hacerlo).
El recordar y tratar de remendar está de más, siempre lo está. ¿De qué sirve perdonar si nunca puedes olvidar? ¿De qué te sirve lamentarte si ya no puedes recoger la leche derramada? Por lo menos a mí nunca me ha servido más que para matar mi tiempo y hacer un tanto larga mi frustración y agonía.
Es verdad que las personas necesitamos más de 2 veces una segunda oportunidad, pero cuando tu corazón, tu mente y demás dicen no... entonces ¿Qué hacer?
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